Pidió auxilio, lo denunció ante la policía, ratificó sus dichos en la Oficina de Violencia Doméstica y en un juzgado. Pero cuando llegó al juicio contra su expareja y padre de sus hijas, dijo que no recordaba nada y que no quería verlo preso.
La Cámara Nacional de Casación Penal acaba de confirmar una condena de prisión efectiva contra el hombre, pese a que su víctima no ratificó la acusación en el debate oral.
“Cabe recordar que las mujeres que se encuentran sumergidas en situaciones de violencia presentan dificultades para lograr despegarse definitivamente de ese contexto y de su agresor”, sostuvo en su voto el juez de ese Tribunal, Horacio Díaz.
También se consideró probado que hubo violencia psicológica.
“Hay que tener presente que este tipo de violencia consiste en un modo particular de agredir a otro, donde los abusos son recurrentes y el infundir temor suele ser moneda corriente”, agregó la sentencia.
Durante el juicio, la víctima admitió que “una de las formas de violencia que sufrió a manos del imputado era psicológica. Esta forma de violencia, se traduce en un modo de control y de manipulación de la víctima”.
También se tuvo en cuenta que la víctima y sus hijas dependen económicamente del acusado, a la hora de buscar explicaciones a su cambio de postura.
La defensa del agresor recurrió a Casación en busca de revocar la condena y argumentó que la mujer
no mantuvo la acusación en el juicio oral.
El lenguaje corporal
La pena se impuso de manera efectiva porque el hombre tenía ya una condena en suspenso por un hecho similar. ” La denunciante se encontraba en una situación de dependencia económica respecto del imputado, en lo que concierne a la manutención de las hijas de ambos”.
Se tomó en cuenta, además, la conflictiva relación que mantuvieron los protagonistas a lo largo de los años”
“Al valorar el testimonio de la denunciante en el debate, se consideró su lenguaje corporal gracias a la inmediatez, y se apreció que era reticente a contestar preguntas aduciendo no recordar el hecho” y su intención de mejorar la situación del acusado al afirmar “expresamente” que no deseaba verlo preso.
Según la denuncia los hechos ocurrieron en 2019 en el departamento donde vivía la víctima y sus hijas, un día en que su ex pareja concurrió a ver a las menores y llevarles alimentos. En ese contexto revisó el teléfono celular de la mujer y al encontrar mensajes con su nueva pareja, la llevó a la fuerza al dormitorio donde comenzó a agredirla e intentó abusarla. El ataque cesó cuando entró la hija mayor de la pareja.
El fallo fue firmado por Dias, Gustavo Bruzzone y Daniel Morin, quienes confirmaron la condena a un año y seis meses de prisión efectiva por abuso sexualy lesiones leves agravadas por el vínculo, dictada por el juez del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional 22, Sergio Paduczak.