Esa tarde de mayo de 2020 la ciudad de Buenos Aires estaba semi desierta. Regía el aislamiento social preventivo y obligatorio por la pandemia de Covid19. MCA, de 75 años, estaba sola en su casa.
En ese contexto, recibió un llamado de su sobrina. O ella creyó que lo era. Una mujer a la que confundió con su familiar le dijo que le enviaba a su contador con un chofer. El objetivo era buscarla para ir al banco porque era urgente retirar sus dólares de una caja de seguridad.
Tenía que cambiar los billetes por otros por una disposición del Gobierno, antes de que disminuyeran su valor. Eso le dijo la “sobrina”.
La mujer gestionó un turno en su banco, recibió a los “enviados” y con ellos fue a una sucursal del Provincia en el microcentro, sacó 40 mil dólares de su caja de seguridad y los entregó al “contador”.
El hombre le indicó que fuera a un negocio cercano a sacar una fotocopia de su DNI para completar el trámite de cambio de los billetes. Cuando volvió, ni el chofer ni el contador estaban ya en el banco.
Una banda familiar
Este fue uno de los casos de estafa concretada por parte de una banda que desbarató la policía: Según la investigación siete casos quedaron en el intento porque sus interlocutores cortaron la llamada.
Ahora, la Cámara Nacional en lo Criminal confirmó el procesamiento del acusado de haber actuado como “chofer”.
Los cargos son “estafa” y “asociación ilícita”.
La investigación estuvo a cargo de la Policía Metropolitana y Prefectura Naval.
Tras 5 meses de escuchas y seguimientos, se dio con el vehículo usado en la estafa concretada.
Los delincuentes eran de una misma familia y usaban celulares que cambiaban todo el tiempo y como base de operaciones alquilaban de manera temporaria un departamento del barrio porteño de Saavedra.
“Se exhibe la existencia de una asociación integrada por personas, conectadas por vínculos familiares o de afinidad, pertenecientes a una misma comunidad con cierto grado de cohesión entre ellos, quienes presumiblemente actuaban conforme una planificación y acuerdo previo en la realización de sucesos delictivos contra la propiedad”, dio por probado el Tribunal de Apelaciones.
Los jueces Rodolfo Pociello Argerich y Ricardo Pinto sostuvieron que las maniobras pasaban por el “engaño” a las personas mayores, en gran parte solas y aisladas en plena pandemia. “Se hacían pasar por familiares y así “pretendían engañarlas al manifestarles que el dinero que tenían en su poder, de conformidad con supuestas medidas tomadas por el Gobierno, perdería valor”.