Vio en la red social Instagram una publicación de venta de teléfonos celulares. La oferta le resultó tentadora: accedía a cuotas con solo aportar los datos de su documento nacional de identidad

Se comunicó por mensaje directo y le pasaron un número de WhatsApp. Por este medio acordó -con una persona que no se identificó- realizar un depósito de parte del costo del celular en pesos y el resto se financiaría en 11 cuotas.

La damnificada transfirió el “depósito” a una cuenta de Mercado Pago a nombre de una supuesta empresa y la persona le informó que el producto llegaría a su casa el 28 de junio de 2021.

Nunca se lo enviaron.

A sus reclamos, le respondieron con un bloqueo en todas las redes.

Redes sociales y confianza

Ahora la Justicia confirmó el procesamiento de la responsable de esa cuenta en Instagram y rechazó el argumento de su defensa; que la estafa era tan burda que la damnificada debió haberse dado cuenta y tomar previsiones. 

La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la ciudad de Buenos Aires confirmó el procesamiento dispuesto por el juzgado nacional 8 de ese fuero por el delito de “estafa”

La denuncia se presentó a través de la Oficina Receptora de Denuncias del Ministerio Público Fiscal (Sistema KIWI)

La prueba en su conjunto “en modo alguno conduce a acreditar” que la compradora “pudo advertir el engaño”, como pretende argumentar la defensa, sostuvo el Tribunal de Apelaciones

“En ese sentido, se pondera la confianza generada en la denunciante a partir de la publicación en una red social conocida –“Instagram”- y la posterior comunicación que mantuvo con una persona a través de “WhatsApp” para brindarle mayor información de los productos que ofrecía a la venta”

En esa  ocasión “se le solicitó su número de Documento Nacional de Identidad, su dirección, forma en la que deseaba efectuar el pago y se le brindó los datos de una cuenta adonde debía depositar el dinero y el día en el que llegaría el teléfono celular a su domicilio”.

” La reseña efectuada demuestra que no se ha tratado de una “una simple mentira fácilmente advertible para cualquier persona que hubiera adoptado una mínima diligencia” sino que se ha montado un escenario ficticio con idoneidad y entidad suficiente como para inducir al sujeto pasivo a error”

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