Se trata del caso de una estudiante secundaria de 17 años abusada en febrero de 2018 por dos hombres, Diego Sebastián Báez y Maximiliano Osvaldo Sánchez, en una cabaña de Los Molles, luego de haber ido a bailar en Villa de Merlo.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación desestimó un recurso de queja de la defensa de ambos condenados y dejó firme así la pena que se les impuso en un juicio oral por “abuso sexual calificado, con acceso carnal contra una menor” cometido en una cabaña de esa localidad turística
El juicio
Ambos quedaron condenados en un juicio oral donde se probó que la víctima, que al momento de ser violada cursaba el colegio secundario, sufrió un daño psicológico irreversible y dejó la escuela
Para la fiscalía los ahora condenados planearon el hecho desde que vieron a la menor en el local bailable y lograron llevarla hasta la cabaña.
En la condena se dio por probado que hubo un “engaño” hacia la adolescente “preacordado” por los condenados
La condena había quedado confirmada por el Superior Tribunal de Justicia de San Luis pero la defensa llegó hasta el máximo tribunal del país que ahora la dejó firme.
“No nos callamos más”
Cuando se cumplió un año de la condena impuesta en el juicio, la víctima hizo pública una carta
“Hoy se cumple un año de la condena de Maximiliano Sanchez y Diego Baez, los responsables del abuso sexual cometido contra mí ocurrido la madrugada del 17 de febrero de 2018, en Los Molles, San Luis”, empieza el escrito
“El daño hacia mí, como a quienes me acompañaron en todo este tiempo, perdura hasta hoy. No solo fue un daño que me causaron esa noche, todavía sigue latente en mi cuerpo y en mi ser. Esa noche sentí que me arrancaron el alma, que cada parte de mi se iba alejando. Me preguntaba si iba a volver a sentir el abrazo de mi madre, familia, y amigos. Solo esperaba que se terminara y que todo quedara en esa noche, pero la lucha por recuperar mi integridad física y psicológica continúa”, expresa en otro tramo.
” Necesito visibilizar mi caso para que no salgan libres, para que nadie más sufra lo que yo sufrí. Sé que hay muchas pibas que no se animan a hablar, a denunciar, que tienen miedo. Y sí, es difícil enfrentarse a los ataques y violencias constantes que supone no callarse, pero más allá del miedo, todas juntas gritamos…”, agregó en ese momento en relación a la apelación ante la Corte que aún estaba pendiente de resolución.