Primero la arrinconó contra la heladera y la pared y le pegó un rodillazo en la pierna derecha. Después, cuándo ella le preguntó qué pasaba y le dijo que no le había hecho nada, él le pegó con la rodilla en la otra pierna mientras la insultaba. También la golpeó con el puño cerrado en el brazo izquierdo, la agarró de los pelos y del cuello y la levantó del piso para darle otra piña, esta vez en el pómulo izquierdo, después en el derecho y una última en el labio.

Ella tomó su cartera y salió del departamento que compartían. Era la noche del 5 de octubre de 2017.

Por “lesiones leves agravadas por haber sido cometidas contra su pareja y por haber medidado violencia de género”, el agresor fue condenado a diez meses de prisión de ejecución condicional, a pagar los gastos del juicio y durante dos años tendrá que “abstenerse de usar estupefacientes o de abusar de bebidas alcohólicas” y se someterá a un “tratamiento médico o psicológico” previo informe del  Cuerpo Médico Forense.

Se trata de uno de los casos denunciados ante la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que acaba de obtener condena en juicio oral.

La sentencia del juez Fernando Ramirez, del Tribunal Oral en lo Crimininal 1 de la ciudad de Buenos Aires, remarcó que durante el juicio oral se percibió “claramente” en el acusado “una clara  desvalorización de la mujer a la que califica de compañera, y una notable naturalización de sus conductas agresivas de las que sólo discursivamente afirma hacerse cargo”.

Además advirtió que se mostró “particularmente renuente a adoptar medidas dirigidas a modificar sus conductas violentas hacia la damnificada”.

“Aunque leves, las lesiones fueron múltiples y escalares, y se aplicaron en un contexto en el cual la damnificada se hallaba a merced absoluto de su agresor, sumando al daño físico el daño psíquico  propio del temor”.

“La lesión se produjo mediando violencia de género, en los términos de los arts. 1° y 2°, a) de la Convención Interamericana para prevenir sancionar y erradicar la violencia contra la mujer”

Al momento de los golpes, el hombre miraba un partido de fútbol cuando su pareja que trabaja en la Cámara de Diputados llegó al departamento y le entregó cigarrillos que él le había pedido.

En su defensa el agresor argumentó tener problemas de adicciones -que no se consideraron probados- y que parte de las discusiones eran por sus viajes a Europa por trabajo.

“Aclara que ella cuando podía viajaba con él pero ahora en la Cámara de Diputados tiene más control, antes iban cuando querían. Ese último viaje no la pudo llevar y ella pensó que se había ido con cualquiera. Los dos están enfermos”, declaró el ahora condenado.

 

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