Estamos inmersos en un importante y saludable debate sobre la forma en que debe
restablecerse el servicio de administración de justicia.
Para ello es imprescindible ubicarnos, en un marco de sentido común y lógica (que
por supuesto no son patrimonio exclusivo de persona alguna) para tratar de
entender dónde estamos parados.
Son varios los sistemas informáticos en vigencia (Lex 100 para la Justicia Nacional,
Token en la provincia de Buenos Aires, Coiron, Ruffian y Fiscalnet en el Ministerio
Público Fiscal) y son incompatibles entre sí, lo que genera una necesidad de
establecer una conectividad que es de alta complejidad y costo
En estos días asistimos a una cantidad importante de publicaciones -la mayoría
fundadas en una justificada angustia por el cese de actividades-, en las que se
reclama la digitalización completa del sistema, para que se pueda instrumentar el
trabajo a distancia en sus formas más variadas. Las acordadas del dìa 13 son un
buen comienzo pero falta mucho aún.
Por supuesto, es imposible estar en desacuerdo con un pedido de esa naturaleza.
Pero en la sociedad en la que nos toca vivir, lamentablemente, casi todo se reduce a
posibilidades económicas para avanzar en implementaciones.
Para el necesario aggiornamiento es imprescindible cumplir disposiciones legales de
contratación y control.
Una vez que se avanza en el suministro de nuevos elementos de trabajo, llega la
etapa de capacitación, que es otra tarea realmente ardua.
No son pocos los juzgados en los que nunca se usó el Lex 100 para cargar el
contenido de las causas.Aún hoy esto sucede.
Así las cosas, la actividad presencial es ineludible. En causas voluminosas,
normalmente son muchos los imputados y más aún los abogados que intervienen.
Confieso no ser un experto en procesal civil, porque hace años que abandoné la
práctica intensiva en ese fuero. Pero tengo para mí que una demanda, por ejemplo.
por daños, debe notificarse a un demandado persona humana -vgr. el conductor de
un vehículo en un embestimiento de tránsito- en soporte papel y en su domicilio real.
Esa persona hoy, tranquilamente, puede ser uno de los tantos que no podemos
abandonar nuestro domicilio en razón de normas de orden público.
Para poder comparecer a juicio tanto el cliente como el abogado deberán violar la
cuarentena. No advierto formas de juntarse con documentos que no estén en poder
de estos dos protagonistas del ejemplo, ni consultas a testigos, sin incurrir en esa
conducta.

Estos son apenas unos simples ejemplos de la concreta imposibilidad de convertir
todo eso, en un tiempo razonable, al sistema de digitalización que se reclama, creo
yo, sin advertir el alcance de las medidas que se exigen y, sobre todo e insisto, sin
pensar en su altísimo costo. Que se puedan sortear demandas digitalmente no
parece ser un avance significativo, porque el modo de continuar el trámite requiere
de protocolos muy especiales para evitar nulidades y violación del derecho de
defensa.
¿Alguien puede pensar que los miles de millones de pesos que se necesitan para
tener un Poder Judicial moderno son la prioridad que puede desplazar a urgencias
que significan atender peligro de vida?
La pandemia, en el caso de la administración de justicia, se convirtió en una
verdadera encerrona.
Reabrir la actividad requerirá la operatividad presencial. Y eso sólo significa
arriesgar la vida en estos momentos, ya que la etapa de aumento de contagios aún
no ha llegado.
Entonces, la finalidad de estas palabras es intentar que se advierta que, con un
grado de simplificación preocupante, se está reclamando una inmediata
digitalización de las tareas judiciales para permitir el teletrabajo y ello significa, ni
más ni menos, que se pierde de vista que los sistemas actuales tienen limitaciones
ostensibles para ello, sólo subsanables con ingentes inversiones, para las cuales no
hay posibilidad de previsión inmediata, desde lo presupuestario y desde los tiempos
de implementación.
Los plazos son necesarios porque no se pueden saltar alegremente los recaudos
formales para licitaciones y disposición de fondos públicos en general.
Lo que creo que resulta imposible es creer que situaciones que no pudieron ser
salvadas, por múltiples factores, durante años, van a ser implementadas con
adecuada corrección en apenas días o semanas.
Lo que no hay que perder de vista es que la pandemia nos quiere poner a todos en
la vereda de los muertos, y es muy difícil que eso no ocurra si no se analizan los
fenómenos que provoca, con aquel sentido común y aquella lógica a los que pido se
apele, para cada análisis.

Comments

  1. Es cierto lo que decís, pero quién piensa en lis trabajadores que están esperando para cobrar sus indemnizaciones ? O los abogades que tenemos que afrontar sueldos de empleados con cero ingresos, cuál es la solución ? Dejar de pagar y que se jodan h no tengan para comer

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