En ese momento dijo haber descubierto que la cicatriz de la lipoaspiración “le llegaba hasta la espalda, estaba notoriamente torcida y era estéticamente inaceptable”.
Pero la historia no terminó bien para ella: la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil rechazó su demanda porque firmó el consentimiento previo donde se advertía de posibles riesgos y consecuencias de la operación y además cambió de médico cuando surgieron problemas con la herida y eso fue definitorio: no permitió al demandado seguir con el control de su evolución.
Sobre el consentimiento que firmó antes de ingresar al quirófano, los camaristas advirtieron que “en dicho documento se dejó constancia que“…La intervención a) en el lugar de la incisión siempre quedará una cicatriz, tomándose los recaudos necesarios para que ésta sea lo menos notable posible, b) todos los pacientes fumadores tienen un riesgo incrementado de sufrimiento de la piel de la región operada, c) las complicaciones que pueden originarse por intervenciones quirúrgicas de cirugía plástica son similares a las de cualquier otro tipo de operación y podrán ser tales como: inflamación, decoloración de la piel, hematoma, trastornos de la sensibilidad nerviosa, tejido cicatrizal anormal, infección, necrosis, etc.” y… “5. Soy consciente que la práctica de la medicina y la cirugía no es una ciencia exacta y reconozco que a pesar que el cirujano me ha informado adecuadamente del resultado deseado de la operación, acepto que escapa de las posibilidades del cirujano garantizar dichos resultados…Acepto cooperar con los cuidados postoperatorios indicados por el cirujano y su equipo hasta obtener el alta médica”.