“Felicidades”. La inscripción estaba en una cinta que envolvía la encomienda.

En el interior, había un broche y varios cables conectados entre sí. Según establecieron después los peritos, se trataba de una “especie de linterna o micrófono envuelto en cinta adhesiva”.

Se trataba de un explosivo de fabricación casera, en condiciones de explotar y dañar a quienes lo manipularan o estuvieran cerca, concluyó el estudio pericial.

El paquete fue entregado por un mensajero que llegó en moto a la puerta de un edificio en la ciudad de Buenos Aires. Dijo al encargado a qué piso se dirigía con su encomienda y se lo dejó pasar. 

Entregó el envío a una secretaria, quien a su vez se lo dio a su jefe, el destinatario final

Delante de la mujer y el contador de la empresa, empezó a abrir el paquete hasta que vio su contenido. Llamaron al 911 y hubo que desalojar dos pisos del edificio.

Repartidor preso

Semanas después, la policía detuvo al motoquero.

La defensa oficial reclamó la excarcelación: argumentó que “el hecho y la escala penal prevista no constituyen un argumento suficiente para sustentar la detención de su defendido”.

Remarcó que está identificado, no tiene antecedentes penales y trabaja en servicio de mensajería con su  moto. También que vive en una Iglesia donde se le brindaba una habitación.

En su declaración indagatoria, no pudo precisar quién le había hecho el encargo ni de dónde provino el paquete.

La Cámara Federal porteña se negó a liberarlo: “se le atribuye haber tenido en su poder y, posteriormente, entregado, el día 8 de agosto del año en curso, a las 13.43 horas un artefacto explosivo improvisado, a M. B., el cual se encontraba dirigido a F. A. R..”

 El peritaje efectuado por agentes de la División Pericias y Técnicas para la Mitigación de Explosivos del Departamento Escuadrón Antibomba de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, determinó que “el material secuestrado se correspondería a un ‘artefacto explosivo improvisado (y sus componentes básicos) que ha reaccionado”

Es decir, “contaba con la capacidad suficiente para efectuar una explosión y, en consecuencia, podría haber causado lesiones y/o muerte de quienes estuviesen próximos a dicho elemento”

El mensajero quedó detenido el 7 de septiembre último. Se le secuestró la moto, el casco y un teléfono celular.

“No solo la elevada penalidad en expectativa del delito que se le endilga sino además las características particularmente graves que reviste la conducta reprochada al imputado -pues habría transportado y hecho entrega de un artefacto explosivo cuyo origen de momento no pudo acreditar”

El explosivo “resultó ser apto para detonar y causar lesiones y/o la muerte a quienes se encontraran cerca, tras lo cual habría abandonado el lugar- constituyen un indicador de riesgo procesal que torna inviable la concesión del beneficio solicitado”

“Tampoco puede soslayarse que, entre las medidas de prueba que restan cumplimentarse, se encuentra el peritaje de su teléfono celular, el que podría evidenciar la existencia de otras personas ligadas a los hechos investigados”, concluyó el Tribunal de Apelaciones.

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